Dear rats
Hola queridos y queridas de mi alma! y tan rápido como se fue el invierno llego el verano y hoy nos encuentra nuevamente en las vísperas de una Nochebuena y un proximo Año Nuevo! quizás corriendo preocupado por que se va a comer o que se regalará o discutiendo en donde pasaremos las fiestas! .... tiene alguna razón tal loquero? NO verdad?!
Les propongo que frenemos la pelota, que nos traslademos por un instante a un remoto establo dnd casi pasada la medianoche hay un conmovedor silencio, un silencio de respecto y admiración, allí esta el Niño, él abrió sus ojos a este mundo, para darnos redención; yo les propongo que cada uno de nosotros lleve dentro un Salvador, cualquiera que sea nuestra creencia relogiosa, y al hacer esa pausa, ese minuto de silencio interior, reflexionemos que somos, que queremos y realmente a donde vamos!
Que esta Natividad (y la Navidad venidera hasta el Día de Reyes) y este Año Nuevo, nos permitan reflexionar, meditar y nos iluminen para ser mas humanos....para ser mas niños!
Que Dios nos bendiga! les deseo unas hermosas fiesta! en familia o solos, rodeado de afectos tangibles o recuerdos imborrables; pero siempre con mucho amor, mucha armonía y toda la serenidad.....yo te digo que: se que estas ahí! y debes saber siempre que yo estaré a tu lado!!
Les dejo unas líneas que el maestro Galeano escribió para nos, quizás guarden relación con lo que hablamos en las líneas anteriores! FELIZ NAVIDAD - FELIZ AÑO NUEVO!
FESTEJEMOS!!! FESTEJEMOS LA VIDA JUNTOS! OK!?
LOS QUIERO MUCHO
CUCHO
PD: Mika - Duchas - Negro - Sergio Dios quiera hayan tenido hermosos cumples! besos!!
Nochebuena
Eduardo Galeano
Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
-Decile a... -susurró el niño-
Decile a alguien, que yo estoy aquí.